jueves, 19 de febrero de 2009
Le cantas
La noche estaba oscura y serena. La luna se veía hermosa. Un hombre desconocido se acercaba despacio, cantando con una voz grave, casi ronca. Yo embelesada lo escuchaba. Cuando las sombras no lo podían ocultar más, me di cuenta. Mi sangre se volvió caliente y lo espere allí. Rabiosa, con los insultos afilados. Y aquel conocido seguía cantándole a la luna, acercándose cada vez más…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario