William Sears
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Un alma espera dormida, y en la oscuridad sueña con El Sol. Un oído atento escucha a lo lejos sonar el tambor. ¿Quienes serán de los elegidos?
Un joven llora al lado del río, su corazón siente que ha perdido. Una dama danza con devoción, ella también oyó sonar el tambor…
Delante de los ojos del mundo se despliega tal maravilla: una ola de amor, una bandera de luz, un desfile de color. ¿Quiénes lo verán? ¿Quiénes serán de los elegidos?
Un sonido fuerte como el del tambor, pero bello, tan lleno de amor, recorre cada aldea, cada hogar, recorre cada mar… ¿Quién lo oirá? ¿Quiénes responderán?
Un Ruiseñor, enlaza melodías, despliega conocimientos, tesoros, infunde nueva vida. Cada ángel nos rodea:” ¿Quién ha escuchado? ¿Quién se levanta a acudir a Su llamado?” preguntan mientras circulan. “¡Qué Día! ¡Qué Gloria! Qué batalla nos espera… ¿Quiénes serán los fieles quienes vivirán por su Amado?”
Y aquellas almas, rodeadas de luz, pero pobres tan pobres, con tan humilde actitud, lloran mientras marchan. Lloran de felicidad, lloran de tristeza, lloran de humildad. ¿Qué acción merece tal recompensa? ¿Qué soldado puede agradecer ser parte de tal empresa?
Oran mientras marchan, ser dignos de tal Grandeza. Prometen a su Amado, y marchan con certeza.
"¡Oh Paciencia de los mundos!".... Tu ejército se está formando.
"¡Oh Amor de los mundos!" ...Cada alma te está ansiando.
"¡Oh Embeleso de los mundos!"... Nuestra vista está fija en Ti.
"¡Oh Desterrado de los mundos!"... Permítenos llegar a Ti.
"¡Oh Encubridor de los pecados del mundo!"... Nos inclinamos con humildad.
"¡Oh Sacrificio de los mundos!" …Lloramos ante tal maldad.
"¡Oh Ordenador de los mundos!"... Somos soldados de Tu Verdad.
"¡Oh Adorado de los mundos!"... Permítenos servirte con lealtad.
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“Te lamentas Tú o me lamentaré Yo? Más bien lloraré Yo por la escasez de tus defensores, oh Tú, que has causado el lamento de los mundos.”
Bahá’u’lláh
